jueves, 11 de noviembre de 2010

Urban Violence and Insecurity- An Introductory Roadmap *Caroline O.N Moser;



La socialización de los individuos ha traído consigo una serie de fenómenos estructurales de muy variadas magnitudes, en este momento me detengo a observar uno de los más comunes y dañinos para la cohesión social y la seguridad tanto individual como colectiva, la violencia.


De acuerdo a la red nacional de refugios, "la violencia se define como un acto intencional, dirigido a dominar, controlar, agredir o lastimar a alguien más. Casi siempre es ejercida por las personas que tienen el poder en una relación, como el padre y/o la madre sobre los y las hijas, los y las jefas sobre los y las empleadas, los hombres sobre las mujeres, los hombres sobre otros hombres y las mujeres sobre otras mujeres, pero también se puede ejercer sobre objetos, animales o contra uno mismo".


La violencia es un acto que, ya sea que se dé una sola vez o se repita, puede ocasionar daños irreversibles. Implica un abuso del poder mediante el empleo de la fuerza, ya sea física, psicológica, económica o política.
Así mismo, de acuerdo al instituto internacional de medio ambiente y desarrollo, la violencia se sitúa en diversos escalafones, local, nacional, urbana, regional, etc. de acuerdo a la organización de corte internacional, en el contexto urbano se presentan tres tipos de anomia en cuanto a la seguridad e integridad de los individuos:

  • miedo
  • inseguridad
  • violencia
Si bien las tres adquieren una magnitud de seria importancia para la estabilidad social urbana, es la tercera la que interesa para efectos del presente texto, ya que de cierta forma en ella se reflejan las dos restantes.
La violencia se pretende justificar como algo natural diciendo que los seres humanos somos violentos por naturaleza, que siempre han existido las guerras, y las peleas por lo que resulta necesario distinguir la agresividad, que sucede de manera natural, por nuestra herencia genética, de la violencia, que es provocada socialmente por las relaciones de dominación y subordinación entre los seres humanos.
 Por lo tanto, la violencia es considerada como una construcción social, no como un fenómeno natural.
uno de los objetivos de la intervención de organismos internacionales como el antes mencionado es la importancia de tratar de comprender mejor el fenómeno de la violencia e inseguridad de las zonas urbanas, documentar sus causas, costos y consecuencias y poner de relieve soluciones innovadoras basadas en la comunidad del problema, ante tal situación se sugiere que, la comunidad al ser formadora de capital social impide hasta cierto grado el desarrollo de la delincuencia, una de las más importantes causas de violencia. Este principio a su vez refuerza la idea de la reafirmación de la colectividad, comunidad, solidaridad, etc., para fortalecer los lazos sociales que garantizan la seguridad de los unos con los otros.
La violencia al igual que la mayoría de los aspectos sociales y culturales no es estática, al contrario es dinámica y se desarrolla de acuerdo al contexto en el que se inscriba, por lo tanto, no se puede hablar de violencia en una sola magnitud, ni en una sola dirección, así como tampoco se puede generalizar entre los viejos problemas que generaban violencia y los nuevos, en los cuales sin duda existe una cantidad de elementos de reciente generación.
Así, la violencia urbana es causante de tres fenómenos latentes en las sociedades contemporáneas:



La multiplicidad de formas de violencia que han surgido o se han hecho presentes en la contemporaneidad, ha traído consigo un gran caos social, no solo por lo que implica la violencia encarnada en la agresión física, sino también psicológica, este tipo de violencia, cuya frecuencia es muy alta, es la más difícil de identificar porque, a diferencia de la violencia física, no deja huellas en el cuerpo sino en el ser interno de la persona.
 La violencia emocional se ejerce a través de palabras, gritos, gestos agresivos, malos tratos, falta de atención, silencio y chantajes, que buscan denigrar, intimidar, amenazar o manipular a la persona violentada, y aunque aparentemente no dañan, lo hacen profundamente, destrozando la autoestima y la estabilidad emocional (de acuerdo a la red nacional de refugios). 
Un ejemplo de la violencia psicológica se puede observar clara mente en  la agresión sufrida por las mujeres al ser víctimas del acoso sexual, que si bien, en muchas ocasiones no logra trastocar el aspecto físico, si lo hace muy notoriamente en el psicológico, creando un sentimiento de miedo e inseguridad en una gran cantidad de mujeres.





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